Capullo silvestre que nacistes en un rincón
de la natura bendita que Dios lo creó
para dar paz complaciente a tus deslumbrados retoños.
De tus labios emergen notas sensibles
que encantan a la musa del alma dormida
y aplaca al quebranto ensordecido de la vida.
Eres la flor del suspiro atrevido
que nacistes del aliento divino.
Alma bendita, alma gemela
que inspiras alegría y tristeza a la vez.
Tu suave voz contagia quebranto
para mitigar el aura suave de la tarde mustia
de surcos semejantes y con fábulas incomparables.
Eres la niña sublimada en mujer
eres la mujer con corazón de niña
que regalas gozo sin pedirlo.
Oh,… Señor protege lo sensible
y haz que se fortalezca el alma
esa alma bendita, alma gemela
de caminos disímiles…