Eres mi amor tan subjetivo como tu incierta edad
Pero clavado en mi camino con estacas de crueldad
Porque tu inocencia cambia lo que ve mi realidad;
En mi nefasta fantasía, que callada, clama por piedad…
Pero no puedo sacarte de mi obstinada fantasía
Porque tu naciente imagen de mujer en su guarida,
Siendo aún tan joven, ha logrado rejuvenecer mi vida,
Porque mis días de otoño, los has convertido en alegría…
Pequeña musa, soy tan marcadamente un cobarde
Porque me falta valor para terminar, con algo tan distante,
Como tu primera ilusión, al lado de este soñante,
Que ha hurtado tu sonrisa joven, para mi envejecido paisaje…
Pero es imposible sacarte de mis sueños, sin asestarme una herida,
Porque el sentimiento domina mi mente, sin preguntar si quería,
Y aunque sea tan prohibido, no me importa pagar con mi vida;
Si después de todo pueda presumir, cuando finalmente seas mia…
Ya lo ves mi pequeña amante, aunque sea de fantasía,
Como aquel beso que sueño con robarte -algún día-
Que marcara para siempre, el destino de tu radiante vida,
Y tus labios dirán siempre, que solo yo en tu corazón tengo cabida.
Por eso deja salir lo que sabes que retienes
Aunque sea más bien prohibido –así lo temes-
Y déjate llevar, por mis manos tan inermes;
Que solo buscan que tu cuerpo las liberte…
Y déjame enamorarte, con mis caricias para siempre,
Porque ya es demasiado esperar tan de repente,
Para una pasión que reclama tanto nuestro presente;
Para fundirse en uno, siendo aun tan diferentes…
Arturo Domínguez. Derechos Reservados. Agosto 2015.