Federico; vilmente asesinado por una idea política, que lo confundía todo a ultranza. Apenas florecía su genio y ya trascendía las fronteras eternas de la poesía, el teatro y las artes del ser humano, ciudadano del mundo y un hermano.
Que rujan las campanas, que cesen los murmullos, que las letras guardan silencio, que el poeta ondee incesantemente el verbo, que callen para siempre los relojes, que los adjetivos se multipliquen sin fronteras, que el tirano muera antes de nacer, que el silencio se haga presente, que la única nota que quiero escuchar es un himno para el infinito Lorca.
Que ardan las separaciones por ideas políticas, que se juzguen las metáforas de la muerte maltrecha, que se incendie la prosa para hacer justicia, que de los cementerios desaparezcan las flores, nada celebramos entre esas tumbas, donde yace el eterno Lorca.
Que pongan lazos negros en un poema, en un teatro, en España, en el mundo, pues yace Federico al pie de sus letras; guardo entre mis sentires un profundo sentimiento, por no haber podido conocerte y si lo hago hoy es por el legado de tus palabras que siempre han llegado a mi alma; eterno Lorca, siempre presente, jamás ausente.
Que la barca que te llevo hacia la eternidad, esté en ese puerto seguro, donde seguro hallaste a tus verdaderos amigos, los que se te adelantaron y los que han ido llegando. Espero que tu genio no esté en reposo, ten por seguro que allá voy a encontrarte y pasaremos sin tiempos condicionados, repasando y compartiendo juntos lo que has creado; un abrazo inmenso, hermano Lorca.
© Carlos Dos Santos Daniel. Venezuela, 19/08/2015