Noticia en desarrollo
Cayó la luz de la azotea humana,
el sol se suicidó entre mercaderes
y nada sino piel quedó debajo
de los automovilistas en la cama.
Entrégame la voz, dijo un bandido,
entrégame la piel, dijo el que manda,
entonces el amor salió volando
con una camisa de fuerza por pijama.
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