Un hijo escudrilla con cierto desimulo,
la actividad de su padre sin que él lo note;
y eso le sirve estímulo,
para que lo anote.
Después y sin saber aritmética
se abalanza hacia una suma sorprendente,
que va poniendo en su mente
y lo cierra de manera hermética.
El padre es bueno;
el hijo lo anota.
En las angustias es sereno;
el hijo lo suma en su nota.
Es humilde y razonable con sentido del humor;
pasa tiempo con su familia;
dice a su esposa palabras de amor;
y le da aunque sea una flor de bugambilia.
El hijo va sumando lo que ve a su padre hacer,
suma esto y suma aquello con rapidez asombrosa;
y cuando crezca.. así tambien querrá ser,
y tambien dará una flor... a su esposa.
Autor:Bernardo Arzate.