Es algo difícil lograrla totalmente.
Muchas penas he tenido
en mi vida, hasta lograr
la felicidad que hoy
mi alma siente.
No soy un avezado poeta.
Escribo lo que dicta
mi alma, sedienta
de poder expresar.
No me considero un mendigo.
Pero muchas veces últimamente
lo soy... mendigo de letras,
mendigo de palabras,
de sentimientos...
De poetas que tienen
realmente talento
sellado a través de la pluma.
Pluma de sabiduría
que tienen en su cerebro,
y en su alma...
Y yo pido, sincera, humildemente,
sus letras.
Me la otorgan, y soy feliz
al interpretarlas.
\"Interpretarlas\", digo yo.
Así lo siento.
Se puede también decir
recitar, declamar...
Pero para mí la interpretación
es lo que forma parte
de mi vida, de mi felicidad.
MENDIGO soy de letras.
Con ellas, me hago la ilusión
de estar sobre un escenario...
Como antes, como hace un corto tiempo...
Ese mundo fantástico
que siento en mi derredor,
de actuar, al representar.
¿Quieren que les comente
lo que siento en este momento?
¡Ganas de llorar!
¡Pero de felicidad!
En este momento ustedes son mi público...
los siento...
Silencio, silencio total...
Estoy representando...
pero tengo un nudo en la garganta...
y deseos de llorar...
Mis lágrimas no son por penas.
Son por... ¡mi gran felicidad!
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto- 19/08/2015)