No viene al caso la conversa de pecado
Si esto calma un tanto tu pensamiento,
Como calma la fortuna al vil funesto avaro
Así voy hacer, que nunca dije un cuento;
Sucedió una tarde de furioso sotavento
Que discutía alevoso en la lumbre del faro,
Dos novios en disputas al descontento
No se paran aun que el pago sea caro;
Con la vida si es posible se enfrentaron
La violencia de las armas desenfundaron,
Salieron las pistolas al aire en movimientos
Los dos heridos quedaron en vida muertos;
¡Ah, del sinsabor y la pena al desconocido
Entregar su pecho de tiros perforados!
Sin que caer en cuenta el amor reclamado
Ella en su casa y dos en el suelo tirados;
Salió rauda gente del sonido avisaron
Allí quedaron maltrecho ensangrentado,
Jóvenes que deliraban mal pensados
Y solo en su ira malvada lo arreglaron.
Quien sabia de esto nadie pregunto
Solo un gendarme curioso dispensado,
Llévenlos están casados y debilitados
La sangre de las heridas en sus cuerpos
Dolor, furia inentendibles a los hombres
Siempre con desvió han demostrado,
Que el único que gana pelea disfrutado,
En el averno está el tenedor ensartado.