Voy a separarme de mi “otro yo”
y darle absoluta libertad
para que baile como si nadie
estuviese mirando
y se desprenda de moralismos
y caiga en tus besos apasionadamente
viviendo sólo el fugaz instante
de “tenerte para siempre”.
Y que además, te estrechen sus brazos
al llegar a casa
y te deslumbre su cara de sueño
en las mañanas
y que comparta entonces
tu cama, tu cena, tu baño,
tus pesares y alegrías,
tu cansancio, tus días por la vida
y tu muerte.