Una mujer, hecha de silencio, vacìos y nebulosas intrigantes,
Capaz de regalarle, sin saberlo, un placer presente.
En la distancia, su lente le permitìa algo maravilloso:
Tocarla con sus ojos.Poseerla sin correr el riesgo de ser rechazado
Le fascinaban sus manos por que simulaban el vuelo de dos pàjaros
revoloteando entre los libros.
Recorrìa despacio su rostro deteniéndose en su boca,
En los gestos que hacìa cuando algo le interesaba.
De su cuello era mejor no hablar.Largo y blanco..
Podìa notar en èl el pulso de su sangre.¿ Aquello
que veìa era un lunar ?...Sì, lo era
Un punto que marcaba el descenso hacia la gloria.
Y su escote insinuaba un pecho acogedor y làcteo.
Dos càntaros donde saciar su sed.
Allì si pudiera sus dedos harìan un festìn de caricias,
Todas las que se desperdiciaron en la espera de Ella...