Un bello turpial
viendo el caudal
alegre del río
dio su cantío
matinal.
El río con sus corrientes
oyó de repente
el regalo musical
de aquel turpial
tan elocuente.
Después de ese momento
el río corre contento
rumbo hacia el mar
llevando del turpial
su melodioso acento.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela