Saqué la llave de aquel rincón,
el mismo, el que pensaban los que no eran
nuestras sombras, que era nuestro refugio interior
el angosto, el laberíntico,
el que no usaba palabras completas
sino sílabas,
entrecortadas y húmedas.
Mojadas como una lluvia
en un tejado transparente,
como pupilas encandiladas
por los diamantes matutinos,
o por amaneceres dolientes,
o por záfiros en sus nidos de humo
Allí,
en donde
solíamos anunciar
nuestra pasión (a gritos)
Fui aquélla otra vez solo un envoltorio
de tus deseos
una llama
que encendías y apagabas
como el batido de alas del colibrí ...
mi sueño estirado, se acostó entre tus pestañas
negras y largas de noche escondida
en su túnica de luz!
Allí me dormí silencioso
recorriendo
la historia de mi cuerpo....
mi cuerpo fiel pasajero
de aquélla geografía mía!