Inquietud por el giro en un mundo de dos caras,
una mira al Oeste, estoica e indiferente,
mientras otra, furiosa, contrarresta al Oriente
con puntadas de enojo de rabiosa mirada.
Dirigentes oscuros de mente insolidaria,
sociedad silenciosa portador del tridente,
escogidos sabiendo conducir a la gente
cual flautistas de fama, que arrastran a las masas.
Fantasía, ilusión, engaño al fin y al cabo,
sonrisa espeluznante que porta mal agüero,
emblemático símbolo escondido al profano.
El zarpazo pendiente continúa al acecho.
Su misión absoluta, convertirse en los amos.
Nunca verás al lobo; tiene piel de cordero.
Cecilio Navarro 23/08/2015