Khudaniel

Silencio I

El sonido se apaga
se difumina en el aire
volátil y efímero se escurre más allá
donde no es alcanzado
sin desespero le roba el aliento
le deja sin voz
le estrangula de a poco
con leves susurros tiernos pero fríos
sin escándalos
como una caricia en la mejilla
como el abrazo de un amigo falso
que esconde la daga
o la mano de una amante ingrata
tiernamente, sutilmente, levemente, arteramente, falsamente
se hacen uno en un eco de insonoridad
que solo deja una leve huella
escueta, ajena e incomoda
un reflejo agridulce de lo que fuera
la voz que se ha apagado
pero su chispa se esconde tras los ojos
y en el abismo, la enajenada realidad se impone
y el silencio, con ella, se hace absoluto rey del momento
de esa minúscula porción de tiempo
que suele separar cada silaba de tu boca
hasta que dejas escapar la siguiente
y tu pensamiento deja de ser difuso
vuelves a ser sensata y pierdes todo el misterio
que solía dejarme mudo en tu silencio.

D. Erazo