Desde la esquina
viene la neblina
hasta mi casa
y allá se agazapa
en la cocina.
Después hace un desvío,
nos deja el frío
y desaparece,
y con el viento se mece
por el caserío.
Así es la neblina
de divertida
en la montaña
donde siempre anda
de blanco vestida.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela