Un cielo oscuro por la ya caída noche, siendo acompañada con pequeñas lucecillas lamadas estrellas, las cuales parecen luciérnagas, miles de luciérnagas; también ésta noche nos hacen compañía unas cuantas y pequeñas nubes hechas de algodón con esa peculiar delicadeza que muestran. Te veo a lo lejos y te veo tan hermoso como en esas noches de verano. Tus árboles y pasto pintados de tan hermoso y peculiar verde que sólo en noches como ésta puedo apreciar desde la lejanía junto con los recuerdos que me brindas. Esa hermosa, llamativa, pacífica y peculiar vitalidad tuya que desprendes hasta en en tus hojas, las cuales son bañadas con pequeñas. gotas de rocío, brillantes como diamantes, iluminadas por esa tenue luz que llega por esa enorme y vistosa luna que nos hace compañía esta noche. Hoy, antes de llegar a tí, recordé los días que pasaba junto a ti esperando a que cayera la noche y en algunas ocaciones esperabamos a ver al amanecer juntos. Tus árboles parecían vigilar que nada pasara, mientras que el pasto parecía acobijar nos. Quisiera volver a pasar los días junto a tí como lo solíamos hacer, sin embargo, no puedo regresar a tí, a pesar que siempre dije que volvería, ya no recuerdo como hacerlo. Espero te acompañe alguien como yo, quizá esperad que yo lo haga. Extraño respirar el aire que me brindabas, tan puro y fresco, mientras que sentía la brisa en mi cara y escuchaba como se movían las hojas. Recuerdo que mantenías un pequeño lago contigo, el cual brindaba agua a tus árboles y a algunos animales en busca de algo de beber, cerca de ahí me presentaste a los que vivían contigo, los cuales aveces eran tranquilos. Nunca olvidaré el último día que te dije que regresaría, lamento no haberlo hecho, espero, sinceramente, que estés bien y alguien más esté haciendote compañía como yo lo hacía.