Apenas el alba enrojecida se asomaba,
la madrugada al sol le daba bienvenida,
nacía poesía, crecían mil soles,
su mirada se encontraba con la mía.
Le escribo amor, le escribo a usted,
cuarenta y siete letras precisas
que solo usted y yo comprenderemos,
cantamos, llovía, temblaba mi alma enloquecida.
Llegó el día, había nubes ¿Y quién diría?
cuando de todo lo que pienso se burlaban,
cuando de afirmar no me cansaba, con usted
que a la luna, algún día llegaría.
El corazón hablaba ¿qué decía? acelaraba y decrecía,
es poesía, es el sabor a caso dulce de la luna,
son sus labios mi sentencia, su mirada mi camino,
quién diría que llegaría a estar contigo.
Le escribo amor, le escribo a usted
y mientras tanto las noches, y los días
comenzaron a desaparecer.