Aprendì a disfrutar
de la soledad
y a re descubrirme
en el sendero
permanente del llanto
buscando cariño en brazos
de la absurda existencia
del fracaso sombrìo
Salvaje memoria
en pies descalzos
narrando senderos, sin guìa
hasta màs allà de la frontera.
Los pies de arena
marcando en venas la ruta
surcando a lo largo
y dando vuelta el relato
Desde el desierto
en la travesìa maravillosa
los hijos paridos en soledad
y con el corazòn de mujer
colmado de agujeros
en la hambrienta niña
de otros tiempos
jugando a la pèrdida
aceptando la muerte
en la voz del espejo
a las noches
en mitad del bosque
o en la inmensidad del desierto
convertida en madre
Sentir de nuevo
quitar el miedo
contar la historia
Tesoro de soledad
en mensajes ocultos
descifran, delatan
la generosidad y la amabilidad
bordeando el camino y las flores
como el cuento del libro
Escucho mi propia voz
el tesoro de la fuerza
liberándome de todo
Salvaje mujer soy
renacida
la que eternamente sueña
mientras el corazòn palpita
entre las pàginas
de la verdad y en el reflejo
del fondo oscuro de tus ojos
Recupero el tono
al encontrarme en ti
en los reflejos de la muerte
abriendo la puerta universal
Mané Castro Videla