Cuando nací, tú reías, mientas yo lloraba,
ahora que tú mueres, yo lloro, mientras tu ríes.
La muerte no me separa de mis seres queridos,
únicamente guarda esos tesoros (las almas)
en la bóveda custodiada por ángeles;
el ingreso allí es restringido,
pues debes tener la tarjeta preferencial de salvación.
La muerte, no es el final,
es el principio de una vida sobrenatural,
es el receso mientras empiezas a marchar,
la nueva etapa, en donde disfrutaras las mágicas sorpresas,
que Dios preparó para ti...