Un turpial cantaba
era melodía para mis oídos
hacia me sentir bien.
Era primavera
las flores desabrochaban sus pétalos
los niños en la calle gritaban jugaban y corrían.
El invierno había terminado
y con el habían regresado
los pajaritos sus cánticos y regocijo.
En los jardines se sentía esa alegría
hasta el aire era más puro
siempre había un olor a frescura
una brisa con sabor a alegría
que pone a nuestra piel de punta
y una aureola de sol se descubría entre los árboles.
Las nubes eran más blancas
estaban descargadas
y al fondo un arco iris anunciaba que no iba llover.
Solo me faltaba tu rostro,
tus cabellos largos y negros
tu boca por demás sensual
rojita como una fresa
y suavecita como el algodón
tu piel morena combinaba con todo
era mi color favorito
que con un poco de éxito
podía elevar a un hombre a lo divino.