En tu rincón más íntimo me adentro
y el miembro bañas con tus jugos
contrayendo tus piernas con el ritmo
que dictan los embistes en tu centro,
gritando al momento que tu gritas
vaciando mi esperma en tu vulva
el brillo de mis ojos se asemeja
al brillo de los tuyos en éxtasis.
Me bebo tus gemidos uno a uno
apretando tus pechos con mis manos
para sentir como late tu corazón excitado
llamando a gritos el latir del mío,
cuando me abrazan todas tus extremidades
y se abren para mi tus cavidades
el rumor de las sabanas dice
que somos un solo cuerpo
fundidos plenamente al placer.
Sumergidos en quietud tendidos
en la cama desnudos nos miramos,
cubriéndonos solamente unidos
con un sensual abrazo desnudo.
Y en tu adiós y en el mío
permanece encendido un sentimiento
cuando sueña mi piel con tu piel
en divino placer casi prohibido,
surcando en tu espalda insólitos caminos
llegaré hasta debajo de tu vientre,
donde mi mano jamás ha transitado
y en donde mis dedos son remolinos
de placer jamás comparado,
erizándote la piel me posare
erecto de nuevo a tu costado.
Los ímpetus, los gemidos y los sudores
me dirán que eres mía por completo;
seremos amantes naturales
que se brindan mutuamente sabores
de cuerpos sedientos de amar
sin reservas y sin temores.