¿Y a dónde iré?
Si la luna es una taberna roja
todo el cielo desplumado
y las calles ya no son aquellos labios
que besaban mi traje gris por las mañanas?
Yo soñé con barcos apacibles,
ahora un domingo de cal es mi trofeo.
Pero a dónde iré para romper mis estrellas?
La noche está allí, inventándome.
Las calles ya no son aquellos labios
que besaban mi traje gris en las auroras.
Ahora espero pan y gracia.
El tiempo es corto.
Angustia y amor hieren en mí a un desposeído.
Estación de mí mismo.
Amor para qué.
Cuando golpeen a mi puerta, errante,
trataré de huír.
G.C.
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