Hemos terminado, sí… y no en la lid más buena,
tu presentaste un final elocuente, rebasado;
en una traición en la que te valió caminar
con alguien que como yo pasará lo mismo,
que me juré en el sofá más fino del amor
en un cielo en el que solo yo conocía las llaves.
Personajes como tu son instructores de astucia,
sus mentiras son tan reales que asemejan verdad,
son calaña disfrazada de magnificencia bondadosa
o como esa pastilla atractiva que huele a dulce
y sabe a una experiencia asquerosa repleta en males.
Actores de tu índole no les importa consecuencias,
sean las que sean, dicen: lo que venga me vale,
pero a gente más juiciosa agradecidas de experiencia
les interesa cuidar su imagen,
por eso es que no discuten ante hechos tan reales.
Tu fama irá creciendo a la medida de tus traiciones,
y un lúgubre porvenir será tu linóleo oscuro de descanso
para que la conciencia pueda sacar algo de sucio de tu alma
y no te retuerzas mucho por tu divino pasado
lleno de la inmundicia absolutamente tuya,
igual que de tu irrespeto, de tu veneno y de tu sarcasmo…
A.Maestre