Alexander Vortice

La sombra de lo que fui

Yo soy el diablo que conservó sus alas,

y también soy el cráneo que tú pisaste sin recelo.

 

Soy el sobrenombre que necesita

un calificativo incómodo

para que comience la contienda

que le da sentido a todo lo sufrido.

Soy la cobertura de epidermis

que lamió el papel de tu última carta de amor;

soy la nota discrepante que tú aborreces,

ésa que alguien ama en silencio.

 

Yo soy la horca de tu tormento venéreo.

 

Además soy un elogio abrasado

bajo el balcón desde donde nauseaste iras.

Todavía soy la cifra exacta de todos tus temores,

la aguja que jamás se perderá en un pajar,

el lamento de una mujer perseguida

entre las espesuras atroces donde la luna llena

se presenta como la más desalmada

de todas las condenas.

 

Hoy en día soy la sombra de lo que fui…

 

Mansamente soy el menosprecio que valora

la tumba donde moran tus huesos insanos

de tanto como deseaste matarme –en vida-

sin conseguirlo –en muerte-.