No emigres para siempre;
no demores tu regreso;
no me seducen los recuerdos gratos
cuando no estás en mi canto.
Regresa,
a abrigarme con tu aroma
de tulipán en pétalos de copa,
donde invento el vino
que calma mi ansiedad por tu regreso.
Ven a vestir tu risa de sol plateado
y abre mis labios a tu alegría contagiosa.
Tráeme la melodía de tus abrazos
para vivir sin ti
en el silencio de los días.
Regresa,
a lucir el paisaje de tus pasos ligeros
hacia tu horizonte claro.
Ya no estas
y no sé,
si hoy contemplo la luz del sendero
o el resplandor inicial de un abismo.
Ven,
a eclipsar mis nostalgias;
a ceñir los recuerdos esquivos de mis alegrías;
a deshacer conmigo las huellas de ayer
para no marchar solo al pasado
cuando no estés a mi lado.
Ven a borrar la certeza de no estar presente.
Regresa, para no irme.