Que me desnuden tus manos
lentamente y desliza tus dedos
por toda mi espalda, quita
botones y baja mi cremallera
que vamos a amarnos plenamente,
ofrece a mis manos senos y caderas,
deslumbra mis ojos abriendo tu blusa
descolgando los pechos prisioneros,
que deseo dentro de mi boca confusa.
Son del deseo mensajeros,
se abren como dos rosas tiernas,
esperando mi lengua en los pezones
comienzan los temblores en tus piernas
y un aire abrasador en los pulmones.
Son un ofrecimiento a mis necesidades,
los quiero sin vergüenza o timidez
y aunque tengan tinte de frivolidades
los absorbo una y otra vez.
La humedad de mi boca hambrienta
y las lenguas jugando en contacto
no ha de haber nada que se le parezca,
mi voluntad se queda en el acto.