Pepe Pnca

54. RELATO

 

 

 

54.

 

 

LA TRAMPA Y LA JUSTICIA

 

 

En la Edad Media, un hombre muy bueno fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. El verdadero culpable era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se buscó a un inocente para incriminarlo.

 

El hombre fue llevado a juicio sabiendo que tendría escasas esperanzas de escapar al terrible veredicto: la horca.

 

El juez, también comprado, quiso aparentar que era justo y dijo al acusado:

 

-\"Conociendo su fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de él su destino. Escribiremos en dos papeles las palabras \"culpable\" e \"inocente\". Usted escogerá y será la mano de Dios la que decida su destino\"-. Dijo el juez.

 

El mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: \"culpable\". Y la pobre víctima, aun sin conocer los detalles, se daba cuenta de que era una trampa.

 

El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. El acusado respiro, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, se lo llevó a la boca y engulló rápidamente.

 

Sorprendidos, todos los presentes le preguntaron:

 

- \"¿Y ahora, cómo vamos a saber el veredicto?\"-. Dijeron todos.

 

- \"Es muy sencillo - respondió el acusado - Solo, es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué\"-. Dijo el acusado sin temor.

 

Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo. Pero por circunstancias de la vida y del destino. El juez, el hombre influyente y todos los que fraguaron la trampa contra el hombre inocente, continuaron delinquiendo y tuvieron que pagar al final sus culpas: todos fueron sentenciados a la horca.