Vi caer un águila en picada
me preocupé por él.
Maldije sus alas
pensé que el suelo lo esperaba,
que caía en modo cruel
convertido en nada.
¡Me equivoqué!
El águila venía en picada
no a morir, sino de caza
y como todos pueden ven
¡me equivoqué!
traía su pico y sus garras
listas para batallar
y con su presa se fue,
¡vaya que me equivoqué!
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela