ÁNGEL DE LA GUARDA
Lágrimas rodando por tersas mejillas,
llanto inmerecido exigiendo justicia,
víctima de una desmedida avaricia
nacida de un monstruo de mil pesadillas.
Su vida de lujo e inocencia infantil
ha dado un giro cruel e irremediable
la nena sufrió una vileza execrable
de este demonio tan sucio y tan vil.
La niña es retada por el cruel destino
que pregunta si moriría con su captor
con tal de evitar que este horrible dolor
lo sufran terceros por éste mezquino.
Ella no lo duda y asiente con bravura,
es mas valiente que muchos soldados
que se rinden al sentirse derrotados
perdiendo la honorabilidad y la cordura.
Y cierra los ojos, esperando el final,
ofrece su vida a cambio de muchas
como otra mártir de las atávicas luchas
que libra incansable el bien contra el mal.
Pero no está sola, aunque parezca
la vida no la abandonó a su suerte
la bestia ha invocado su propia muerte
que será rápida... aunque no la merezca.
Su ángel de la guarda vigilia lejano
encarnado en un cazador infalible
con mirada fija y temple inamovible
listo para expulsar al demonio profano.
El cazador será piadoso con su presa,
por versatilidad mas no por compansión,
cortará de un solo tajo el rojizo telón
que la bestia conoce como \"cabeza\".
Y lo cumple, en un baño sangriento,
de vísceras, huesos y materia gris
arrancando la vida del maldito infeliz,
sólo un violento detiene otro violento.
Se abre el infierno para los captores
los malos caen como títeres inertes
rápidas y precisas son sus muertes
pues estaban rodeados de cazadores.
El silencio se interrumpe por susurros,
llantos ahogados y suspiros de alivio
ha acabado al fín el terrible martirio
algunos agradecen entre murmullos.
Los demonios existen en forma carnal,
destruyendo vidas con avidez infinita,
de vez en cuando su carrera maldita
los detiene de golpe una espada angelical.
Mi espada es una bala desde la distancia,
mis alas una mira telescópica y un cañón
soy ángel segador que no conoce el perdón
y ángel de la guarda de la tierna infancia.
-OLIMPIA 117-