Era una mujer, ahora es niña,
Era un cuerpo, ahora es un alma,
Era una mente, ahora es un corazón
Era un ser humano, ahora es el amor.
Una sonrisa plena de virtudes,
Una pluma que emana el sentir del cosmos,
Un corazón abierto al amor
Y una sensibilidad por el ajeno dolor.
Cubres cada espacio de armonía,
Con tus poemas de gran esplendor;
Y tus comentarios causan alegría,
A todos los que hacen poemas de amor.
Eres digna de vivir un gran amor,
Siempre dices: un buen hombre yo encontré,
Esa maestra del alma tiene nombre y apellido,
Es mi hermana; y se llama BEATRIZ FAVRE.