Hay una gata
que se retrata
cada minuto,
y se da un gusto
levantando una pata.
La gata entonces
hace sus poses
y como una diva
la cámara mira
entre goce y goce.
Al finalizar la sesión
la gata en cuestión
sufre decepciones
porque los ratones
ya dieron función.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela