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EL DILEMA DEL POETA
Ricardo recordaba que no siempre gusto del mundo de las letras, sus hobbies de pequeño eran diversas actividades físicas y Deportivas y en la escuela, recordaba, prefería las clases de Ciencias Sociales, Democracia, Cultura Ciudadana, Inglés y un poco la de contabilidad y Técnicas de Oficina, por tanto, la lectura de libros y escribir ensayos le parecían actividades, que para su no tan alta capacidad artística, le eran monótonas.
Pasaba el tiempo viendo programas deportivos, animados y documentales en la televisión. En otras ocasiones prefería salir a correr, jugar Voleibol o fútbol, actividades que ocupaban su tiempo plenamente. Su familia casi pensaba que el joven en su vida profesional se dedicaría a alguna de aquellas disciplinas, de forma profesional; pero por la mente de sus padres no pasaba la idea de que su único hijo varón se volviera un inútil y soñador al desempeñar una profesión, que tal vez, no le daría el suficiente sustento para mantenerse así mismo.
Sus hermanas, un tanto mayores, eran todas unas emprendedoras y tenían bien claros sus objetivos profesionales, por tanto, eran alumnas universitarias ejemplares y trabajadoras eficientes en las empresas en la que se destacaban. Ricardo, en cambio, nunca se precio de ser un gran estudiante apenas lograba pasar las materias del colegio por necesidad y no porque fuera un gran estudiante; en el peor de los casos siempre necesito ayuda para pasar las matemáticas y Español.
Cuando culminó el colegio llegó, para él, el momento de elegir que iba a ser de su vida y en que profesión hiría a desempeñarse en su vida laboral. Salió totalmente desubicado y sin rumbo profesional, esto le tomó un par de años, tiempo en el cual desempeño diversos empleos y actividades distintas, conoció empleadores de diferentes caracteres, pero ningún empleo le satisfacía plenamente.
Conocía a muchas personas y muchos de sus amigos ya eran universitarios y trabajaban. El amor de su vida, se volvía un deseo inalcanzable pues ella trabaja y estudiaba, alguna vez le dijo que el hombre que fuera su pareja tendría que ser una persona centrada, con objetivos y metas claras en su vida, pero no se podía ocultar que entre los dos había química y el amor fluía en el aire cuando por casualidad se encontraban. Ese fue el principal impedimento por el cual Ricardo guardo silencio y se hizo amigo de Angélica, vecina de su barrio, fue ella la que sin quererlo sentenció silenciosamente el destino del joven. Ella era amante de las tertulias literarias, por tanto, era una buena lectora; apasionada de la poesía y de la música social. Fue inyectando en el joven poco a poco sus gustos.