Ni la Felicidad que es efímera,
ni el Dolor, que es urgente,
pueden medirse en módulos de tiempo.
Se computan en MOMENTOS:
Unidad que conjura
al imperioso carrillón
y el Instante es su elemento.
No es posible recordar
lo acontecido en un año.
Ni el relato continuo de lo ocurrido en un día.
Pero los sólidos MOMENTOS
acorazados con herrajes,
vulneran y fulminan
los blindajes del olvido.
Mientras atravieso los días
que me fueron asignados
-para mí esa totalidad es Siempre-
serán los gratos MOMENTOS,
esos instantes refulgentes,
los que iluminen con relámpagos
las tormentas de mi vida.