Puedes reír en silencio
o en medio de una multitud
soltar la carcajada inquieta
que sientas a plenitud
y decir lo que quieras
de mis debilidades, no me molesta.
Que fui una tonta más
que creyó en sensibilidades
muchas veces fortuitas
y que te veneré como a un ente
y su deidad y que vilmente
soy una estúpida más.
Estupidez que cargué besando
los clavos de tu cruz
y hoy me postré en tus mentiras,
porque al fin supe
lo que eres realmente
un engreído y demente
que se esconde del sol
porque le temes que su luz
pueda descubrir
que en ti nunca hubo amor.