Tan perdida como humildes fantasías mías,
sonrisa tierna la tuya, aflora en tenues recuerdos.
Amargura que desata la impotencia de perderte allá lejos,
y saber que brasas tus besos, son un viaje sin regreso.
¿Dónde quedaron mis sueños pequeños?,
con cuales en roca viva labré castillos de miel y cielo.
¿Dónde mis ansias frágiles?, que convirtieron
en oro mis más lánguidos silencios.
¿Por qué insolente mi corazón se anima?, a traer
desde el pretérito heridas nuevas a este presente muerto.
¿Qué pretendes ingenuo mío?
¿La felicidad? ¡Si no has plantado rosas en invierno!
¿O crees que la vida hostil se postrará a tus bríos?
¡No sueñes insolente!,
¡ni pintes de cariño tus latidos!
¡Que tu amor por llamarlo tarde,
cansado y lleno de hastío se ha ido!
7/1/1983