Cansado de arar la tierra
se sienta a respirar
el aire fresco del mundo
el murmullo insolente del gorrión.
Sin mas esperanza que su predicción
atina inmediatamente
a resurgir las cenizas de la tierra
el pesado ruido de la soledad
entre montones de ríos rotos
y pasiones perdidas.
Esta que se duerme
que mata el día con los ojos
que no quiere mas nada que el recuerdo
su joven muchacha, su puñado de anís
gotas de lluvia que llegan
aprueban su mortal desesperación.