Es un tabú que un hombre diga a un hombre
que es bello. Hay que expresar “bien parecido”
para evitar algún malentendido.
Pero a mí me da igual que alguien se asombre
y me incrimine como a un asesino.
¡Qué bello es el concierto que a mis ojos
llega de contemplarte! Me sonrojo
cada vez que te encuentro en mi camino.
Te gritaría bien alto: “Eres hermoso”;
pero no quiero lastimar tu hombría
ni que huyas como un pájaro de mí.
Me iré contigo a un bosque muy frondoso,
y si te atreves a una cacería;
yo, con placer, seré tu jabalí.