Te vi triste en el despertar de la mañana.
Tus ojos apartados de los demás en tu camino.
Como una lumbre que se apaga.
¡Ay que desconsolada!
El sentimiento marchito que oscurece tu mirada.
Te vi pedir el cielo y la luna.
Y ni siquiera se ven las estrellas.
Como un esclavo que anhela su soltura.
¡Ay que desconsolada!
Los picos de la Catedral ensombrecen tu figura
Tranquila niña, tranquila
Que pronto pasará el calvario.
Que si hoy no sanas.
Mañana estarás curada