Una piedra va volando con alas de mariposa
tiembla en el aire hasta hallar un blanco certero
ojala ese blanco fuera tu boca
acaso una bola de papel tatuada de un poema pasajero
hojas plañideras tendenciosas de un sepulcro prisionero
agasajan con lagrimas de tinta enredadas en el verbo
deshilachado en las manos de un poeta lánguido y cuerdo
perdido de verde dicha, sepultado de negro duelo
se abrirán tus ojos con una palabra alzada al cielo
cerraras tus parpados como pétalos al acecho
de una fugitiva gota de lluvia en el gris desierto
de la noche sin aurora, de la fúnebre negritud del verso.
D. Erazo