Soñando era qué bienaventurado;
en el soñar gustado,¡tan dichoso!;
en la vida real, ¡tan desdichado!
Sueño y despertar de azul deleitoso...
Abrazando el néctar ajardinado
en cama sedosa -oh juego mimoso-,
en la alcoba del placer enmielado
que escapa gemidos de amar gustoso.
En lejanías se va el pensamiento,
llegándome triste melancolía,
que amarillea el adentro del pecho.
A pensar he puesto el ardimiento,
a divagar la loca fantasía,
a oler las flores que me daba el lecho.
(salvador)