Sabía más no entendía
no encontraba palabras a ese sentir,
a ese ser de verdad que la habitaba
y se ocultaba al mismo tiempo
Y esa extraña otredad de lo abismal
que siempre la alcanzaba en la lejanía
y la acogía en la apertura del cielo
en el instante del quiebre
de poner luz a lo real
de rebelarse desamparada
ante la mentira que encierra la violencia
y el peligro de perder, de degradarse
ante todo lo sagrado y elevado
y ser engaño, blasfemia
Ser condicionada y no pensar
de no poder aprender
ni buscar habitar la esencia
de alcanzar el camino ascendente
desde la profundidad del alma
ante el misterio del amor
y ser un nuevo arraigo
sentir la correspondencia
de ser capaz de morir sin morir,
de ser el comienzo de una nueva historia
con dios y mis amados hijos
y ser la libertad de ser
de ser amando, amándonos
por toda la eternidad
Mané Castro Videla