Sombras de Penas
Tenía maría escondido
Cuatro pares de pecados.
Con dos saciaba su hambre
Y los otros los vendía.
Cuatro penas que Maria
buscó afanosamente.
Dos que pesan en su
espalda y las otras en
su frente.
Cuatro llantos de Maria.
Cuatro llantos bien contados.
Dos brillaron en sus ojos
y los otros en dos de al lado.
Una sola carcajada; la
que se le oyó a Maria.
Reía con tantas ganas
Ocultando que moría.
Dímelo tú atardecer:
¿Por qué le traes, a Maria,
la noche con tanta prisa
si ella vive felizmente
un perpetuo medio día…
rascándose el pensamiento
con la yema de su vida?
PABEDIZ