Soy aire, agua, fuego y tierra, soy universo.
Soy el relámpago que retumba, que ruge,
poderoso, después del rayo incapturable.
Soy la tormenta reacia a parar.
Soy el viento que lo arrastra todo y no lo cogen.
Muevo árboles, arena, hojas, revuelvo la tierra,
y a las almas le arranco recuerdos y suspiros.
Soy la brisa que acaricia mejillas sin permiso.
Me veo como todo, y en todo estoy.
En los ojos de los perros veo mi alma
y en los gatos mi cautela; las vacas tienen mi paz.
En las nubes mis pensamientos observo avanzar.
Por entre las hojas del árbol el sol es más brillante.
Debajo de un árbol los besos son más dulces.
En su corteza se siente el latido de la tierra.
Su tronco no sólo lo soporta a él mismo.
Palpito con el mundo, soy uno con él.
No puedo ser una única cosa, creo que he sido otras.
Siento que puedo volar, creo que puedo dormir en la mar.
He sido polvo, barro, piedra y montañas inmensas.
Soy más que jubilo, soy el volcán en erupción.
Soy el limón en la herida, el sudor en el ojo.
Soy la muerte de un cachorro, y de un indefenso.
Soy la chispa de dos piedras rozándose.
Soy las estrellas y la pieza faltante, soy nostalgia.
Soy el arrullo de una voz que no existe.
La caricia de una piel que no está.
El ayer que no se ha sabido ir.
Soy el mundo en reposo, el agua acompasada.
Soy la pasión aumentando, el fuego consumiendo.
Soy la piedra resistiendo, luego desintegrándome.
Soy de todo, y estoy muy feliz de ser también nada.