En la violencia no hay alivio
ni esperanza duradera
solo la desesperanza por donde quiera.
Solo somos destrucción
solo nos embriagamos de poder
crecemos con engaños e inflación
somos humanos sin merecer.
Somos extraviados
despiértenme de este sueño de la negligencia
debemos prestar atención a las señales.
El árbol de la afirmación
es ahora el árbol de la negación
por habernos apartado del camino.
Incrédulos, despertad!
Pues quizás sea este el medio de despertar a la gente
y que puedan adornarse
con el ornamento de la equidad.
Medita sobre estas palabras
las cuales difunden el halito de la desesperación
en su dolorosa invocación
atestigua:
-Oh! Espejos como soles!
Mirad al sol de la verdad
somos como peces
moviéndonos en las aguas del mar
velándonos a nosotros mismos
y nos preguntamos de quien dependemos.
Espejo de la generosidad
que todos miramos a través de sus propios colores
salgamos pues afuera cada uno
libres de perjuicios dogmas y tabúes
y veamos la verdad que no es absoluta sino relativa
veamos al sol como es de verdad
como brilla y nos da la luz del día
poderoso es su fruto
el cual no pide nada a cambio.
Los que han negado
quizás puedan alcanzar las aguas vivientes del reconocimiento
y aquellos que se han apartado
tal vez sean iluminados
con la luz de la conversión.