En ésta noche tan fría
me abrigan la soledad,
y algunos recuerdos hermosos
en los que presente estás.
Diste calor a mi cuerpo,
también tu fuego abrasador.
En nuestra temprana pasión
pusiste vida en mi corazón.
Y ahora que miro el cielo
me parece ver en él,
un tapiz negro con perlas,
también tus ojos de miel.
Observo el brillo plateado de la luna,
suspiro con aquella estrella lejana.
Escucho tu voz susurrar dulcemente
un te quiero, que sorprende la mañana.
1983