I
Somos esclavos del mundo, Esclavos de la ilusión,
De la ambición y el deseo O de un débil corazón;
El instinto nos somete, Y el coraje da valor
Aunque luego que pensamos Sólo actuamos por rencor;
Nos ponemos como bestias En afán de defender
Lo que pensamos que es nuestro; La disculpa, proteger;
En el campo de batalla Ninguno amigo será
Y si alguno me la hace, Otro me las pagará;
Si se descuida el vecino, Tonto soy si no aprovecho
Lo que olvida o que deja Pensaré que es un deshecho;
Y así vamos, cual salvajes, Pisando a los caracoles,
Destruyendo árbol caído, Eludiendo los bemoles;
Y todavía nos vamos A lucir la hipocresía,
En las aras del becerro Y la fingida armonía;
Ay qué tan dura cerviz, Ay qué torpeza al actuar,
Hombres con ropa de seda Y de débil calcañar;
II
Por eso los quiero amigos, porque superan sus males
Porque son seres conscientes, muy íntegros y cabales,
Ustedes no se aprovechan de los que son inocentes,
Son estrellas de bondad, son luces resplandecientes;
Debemos seguir buscando una gran revolución,
Un hombre que sea noble y de una clara visión;
Somos Poetas del Alma, ese ejército invencible,
La Nueva Jerusalén se hará un Reino posible;
Vengan hermanos sensibles a engrosar esta reunión,
No tenemos requisitos sólo un limpio corazón;
Una vida toda entrega, una vida sin prejuicios,
Una vida noble y justa que se ajuste a los principios…