Y a esta alturas
cuando el cielo se hacía mar
y el mar era sombra
y la sombra era noche
mi mente confundía ya
la pura realidad
y los pasos...
los pasos eran como pisadas de gigantes
fuertes, resonantes.
No me dejaban respirar
Porque las pisadas rápidas
son como el huracán que todo carga
y deja lo esencial.
Que los pasos no me lleven a la primavera
antes de que ella llegue a mi.
El cansancio era un reto
yo que andaba con dos pies
encontré un bastón
me compartió tranquilidad
aprendí a reposar.
y debo admitir
que los bastones son un peligro hermoso
son el descanso del cojo
pero casi todos los cojos
se acostumbran a cojear.
Es innegable
todos cojeamos de algo.
Ahora que lo pienso
son a estas alturas de la noche
cuando el cielo se hace mar
que mi cuerpo ya ebrio y sin bastón
se pone a recitar
esta poesía que aunque trate
no logra rimar.