Te veo a través del cristal mientras tomas la ducha, Tus formas voluptuosas me llaman, me invitan…
Veo finas gotas fijarse en tus contornos mientras la espuma se recrea entre tus pechos,
Tan voluminosos, tan frescos, llenos de esa miel que calma mi sed…
El agua mientras desciende te acaricia suavemente deslizándose entre tus muslos,
Bajando por tu entrepierna, besándote los pies hasta confundirse con la fina lamina del piso…
Estas de perfil y no has notado mi presencia, siento un fuerte deseo de entrar para recorrerte,
Siento que un suave escalofrío se apodera de mi ser, mi hombría se despierta ante tus atributos…
Y sigo allí, mudo, contemplándote, viendo como disfrutas de tu relación con el agua,
Tomas la esponja y la sobas con suavidad recorriendo cada centímetro de tu cuerpo…
No hay un solo rincón que no disfrute del contacto, siento que te estremeces,
Mi corazón late cada vez con más prisa, siento que se me sale del pecho…
Luego adviertes mi presencia y con ese gesto que solo tú y yo conocemos me invitas a pasar,
Miro hacia atrás como diciendo “soy yo o hay alguien más detrás de mí”…
Tu sonríes y tus ojos adquieren ese brillo especial que antecede a la dicha,
De nuevo me invitas esta vez dejando ver tu intimidad tu bella intimidad rodeándola con tus dedos…
Siento que mi corazón explota y me animo, camino lentamente hacia ti, te deseo infinitamente,
Siento que el vapor del agua caliente entra en contacto con mi pecho y pienso:
Pronto estaré en el paraíso, pronto estaré bebiendo de tu fuente…
Una sensación de bienestar se apodera de todo mi ser y como un adolescente en su primer cita,
Me sobrecojo ante tu belleza, tu solo tú tienes mi atención, tu solo tu llenas mi vida…
Vas girando lentamente para que te abrace por la espalda, el agua comienza a dibujar nuevas figuras.
Me moja los pies y de inmediato todo se vuelve oscuro… entro en un túnel… giro sin control…
Para finalmente despertar de nuevo… de nuevo el dolor… de nuevo la soledad… de nuevo sin ti,
De nuevo todo acaba…
Humberto Barba