Hombre.—
Triste soledad.
He soñado tantas cosas
para tener a mi lado
algo más que soledad.
Pero aún no lo consigo
pues tú siempre estás conmigo;
no te dejo de pensar.
Dime qué pensar.
De tantas desilusiones
armé versos y canciones
que me hablan de soledad.
Ya me duele la cabeza
de tanto sentir tristeza
y ver solo tu lugar.
Dime qué decir.
Cuando todos me pregunten,
no sabré que responderles;
dime, ¿qué puedo decir?
Quizá diga que te has ido
o que lo hemos decidido…
¡ay, tal vez deba mentir!
¿Cuándo volverás?
Me imagino que regresas
y me abrazas y me besas
y se va mi soledad.
Pero es sólo un pensamiento
y por eso lo lamento,
porque sé que no vendrás.
Sé que no vendrás.
Aunque yo te lo suplique
o te llame o te repique
tú no me contestarás.
Tú ya me habrás olvidado
y yo aquí, como tu esclavo,
en mi triste soledad.
Coro de voces.—
Con mi triste soledad.