Allá dónde estás
como latido de alas
escucharas mi suspiro,
pensando piernas rosas
sosteniendo tus caderas,
te ofrezco en extremo mis anhelos
y son vanos mis intentos
de encontrarte aquí,
no encuentro mas
que tu rostro,
el libido que aparece
al pensarte viendo
de frente o por detrás.
Miro cuando te inclinas
a tocar mi tallo
y de hechizo te vuelves
luciérnaga luminosa,
luego contemplo aquellos
aterciopelados pechos
a su corola ceñidos
y yo trastornado te pienso,
Tú… toda pelvis pintas curvas
enloquecedoras y persuasivas,
tus nalgas son valles humedecidos
y agudizados volcanes
de paños ceñidos,
mis deseos orgullosos
son invitación embriagadora
para mis piernas requemadas y ávidas,
todo es la ansia mía de ti,
ansia más allá de la cordura
y más allá del pasado tormento,
que mientras una de mis manos
queda tendida, la otra laboriosa
se afana hasta agotarme,
haciendo brotar el manantial
creando un arroyuelo
del deseo del que quedo
vaciado.