Malito sea Prometeo y sus sacras lumbres
Envenenadas del hierro fundido de las puntas de la flecha de Eros,
Maldito mal divino ha traído a mi palpitante pecho
Que como campo de Marte testigo y sobreviviente ha sido
De feroces batallas de arqueros y ecos.
Este nuevo amor que me ha traído el viento
Castigado ha sido por el dedo de Júpiter
Y al alado sentimiento a devorarme la nube cardia
Durante todo el anillo dibujado alrededor de la tierra por el sol
envío. El águila de Prometeo, cada que el día se acuerda de tu nombre,
Cada segundo que recuerdo nuestro encuentro,
Nuestros sonidos, los puentes entre tus ojos y los míos,
Cada que te mencionan a devorarme el pecho viene el dolor,
siempre que recuerdo que entre tu y yo había un muy buen beso.